La leyenda de un faro cualquiera…
Hace muchos, muchos años, cuando los faros todavia guíaban navíos gracias a una pequeña llama reflejada en un juego de espejitos, y los fareros eran hombres de carne y hueso, en una pequeña isla residía un farero, farero por tradición familiar.
Hasta donde él recordaba sus ancestros también habían ejercido esta hermosa función, pipa en mano y mirada al mar. Nuestro hombre adoraba la mar, adoraba ser la luz que guiaba a marinos y piratas a salvarse de los acantilados que cercaban su pequeña y adorada isla. Sólo había algo que le pesaba en el alma… La SOLEDAD. Pero había hecho su elección siendo tan sólo un crio.. Sería la luz en camino.
Todas las noches seguía un pequeño ritual, encendía la llama, cenaba, y volvía a subir a lo alto de su pequeño castillo, a fumar su pipa, tomaba café fuerte y vigilaba el horizonte.
Aquella noche fué como tantas otras, el cielo estaba nublado, y corría un viento nervioso, pero después de recoger los enseres de su ligera cena, subió con su pipa y café, a soñar y contemplar su mar. Solía soñar siempre despierto. Se evadía de su soledad soñando con ella. No le quedaban cerillas, por lo que distraído se colocó frente a su pequeña llama- guía, a enceder su hermosa pipa tallada a mano. Recordó a su padre, él se la regaló cuando cumplió los 18 años...
A causa del viento, y de la torpeza de sus envejecidas manos, le costó encender su tabaco, pero por fín lo logró.
Se sentó, sintiendose dichoso por un día más de trabajo, cuando de pronto, avistó una nave de gran eslora dirigirse rumbo a la acritud de tierra. Desesperado hizo sonar la bocina de alarma, deslizó la llama de un lado a otro tratando de señalizar el peligro al barco, pero éste ya no podía virar. El tiempo que empleó el farero en encender su cachimba había resultado excesivamente prolongado, privando así al bajel de su guía. El naufragio fué inevitable, y decenas de miembros de la tripulación perecieron.
Desde entonces se habla de una maldición, cada vez que un hombre encendiera su tabaco de la llama de un candil, un marinero perecería en el mar.
Y así ha sido desde entonces y así será hasta el fin. (está comprobado)
Toda leyenda tiene parte de realidad, por lo que a todos los fumadores os digo, si no lo podeis dejar… no alumbreis vuetro cigarro de ningún candil.
Historia que le dediqué a jgg en su web, por su maravillosa foto de un faro.
8 comentarios:
Me encanta Oli, un encuadre precioso.
Besitos
Bonita historia Oli... aunque con triste final!!!
La foto tanbién muy buena....¿podrias decirnos donde está este faro?
Besitos
Triste, pero interesante.
Bonita, pero melancólica.
Reflejo de algo, pero . . . algo refleja!!!
Fede; David: La foto no es mía... es la única que he "pedido prestada". El faro está en Minessota... pero si quereis montamos un viajito y vamos a buscarlo!!!
Jmj: a mi es una historia que me encanta, y es "verídica... Lo chulo es contarla alrededor de un fuego, junto a una tienda de campaña...
tienes razón...
sería interesante oir te tu propia boca la melancolia de esta historia ( y saboreando una de tus receta, claro)
Luis: MMM me das ideas... eso de degustar algo rico rico sintiendo el calorsito y colorsito del fuego en la cara, con un buen vino,.... Me parece una excelente idea... Hará evadium sesiones de acampada fotográfica??? Voy a hablar con Josep, o si no... lo monto yo misma!!!! Patons!!
Mm esa historia me inspira mucho en una ke eskribo de un faro también , me encanta deja en ke pensar !
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