a la espera...

Casi todos los días, a la misma hora este anciano para a descansar en su paseo cotidiano. Sus huesos le piden que demore su paso, una tregua en el camino.

Con gesto cansado, arremanga los faldones de su Chilaba, y se acomoda en un pequeño rincón, ese es su lugar, un pequeño rincón.

Su rostro, un mapa ajado por el tiempo, nos habla de él, de su ya larga vida, de sus batallas, de su trabajo en el campo, y las penurias habituales a la gente se su raza, de su asumida condición de espera.

Su mirada se pierde, vaga por el suelo, escapa entre la gran cantidad de gente que pasa delante de él, viendole, sin verle. Sus ojos oscuros, han ido perdiendo parte de su brillo, están fatigados, igual que él.

Nada espera ya de la vida, sólo poder estar aquí un poquito más. Lo justo para poder tomar otro té con su hijo, que marchó hace ya un tiempo, a tierras extranjeras, en patera, y no sabe si volverá.
La espera se hace larga, el tiempo no caduca, ni pasa, pero espera, esperará, porque su pequeño sigue en pie, necesita creerlo así...

Que así sea abuelo, Insallah...