
Llegamos a tu pueblo, bueno, al conjunto de casas de barro que forman tu poblado.
Es de noche, no hay nadie, hace frío, claro... llueve... La tarde es ya negra, aunque aún descubro gruesas nubes a lo lejos, cerca de las montañas.
Mi estomago está revuelto, más que revuelto acaba de estallar una bomba nuclear.
Cesa la lluvia. Empiezan a llegar las mujeres cubiertas, con sus velos, sus Hiyab. Llegan los niños.
Todos mantienen una distancia prudencial. Nos mirais, os miramos... toca romper el hielo.
Saco los globos, mientras R y G, hinchan, hinchan e hinchan... empiezo a hacer nudos. Me miras con carita curiosa.
Tus grandes ojos me invitan a jugar. Te saco la lengua. Sonries, pero retrocedes.
Miras mis manos llenas de cosas de colores... vuelvo a intentarlo, y tras sacarte la lengua varias veces, veo que entre tus labios, una esponjita rosada se asoma tímida.
Tus ojos brillan en la noche.
Sonries.
Los globos se transforman en jirafas, perritos y flores.
Las manos se llenan de cuadernos, colores, vitaminas para los mayores, calcio para las embarazadas, algunas chuches...
Nosotros nos sentimos llenos de tí, del abuelo, que a pesar de su edad, del frio, y de la falta de un ojo a venido a saludar.
Pejjjcaito me das la mano!!!Seguimos a los mayores, nos llevan a casa, tu casita, de paja y barro.
La puerta azul, desvencijada se abre para nosotros, que os invadimos descalzos.
Pepe ya lo hizo público, mi estado estomacal, tu padre me da la mano... sin decir nada, le acompaño... Dónde me lleva?, al"baño", me sonrojo... no, ya estoy bien, y es que ya ha pasado, lo que no sé todavía es que me esperan largos días de guerra en la panza.
Té, almendras crujientes y sabrosas, pastas que hizo tu mamá, ayy pejjcaito, que delicia, no debería, pero...mmm pan casero, hecho en ese horno abovedado tiznado de negro, aceite de oliva, verde intenso y espeso, aceite de verdad. Aceite de argán, miel, y ese pan... no debo, no puedo,pero... está delicioso. Otro hirviente y dulce té.
Pejjcaito me miras desde un rincón, con tu albornoz azul de otro año, de Nemo, de un pejjcaito perdido, de otro viaje. Me sonries y un rato después estás encima mío, ponemos caras, y te hago alguna voltereta. Gracias pejjcaito. Muchas gracias.

Tu padre me abraza, me ahoga en su abrazo, pero no me importa, me gusta. Ojala fueran todos así.
Nos despedimos, no, no necesito ir al baño, estoy bien, y aunque me ruborizo te lo agradezco.
Tenemos que seguir, pero vente conmigo pejjcaito, no..., mi mundo te estropearía... mejor... mejor me quedo aquí contigo pejjcaito, si, tu mundo me mejoraría. No puede ser, no seas impulsiva, una mirada me calma, pero te prometo que volveré pejjcaito, antes de que cumplas los 6.

Gracias Pejjcaito